Hay muchas razones que pueden impulsar a tu centro de trabajo para promover medidas de balance entre la vida laboral-familiar-personal. Entre los incentivos más recientes, tenemos el contexto post-pandemia y los esquemas home-office que llegaron para quedarse. Pero también están los requerimientos laborales como la NOM-035 de identificación, análisis y prevención de factores de riesgo psico-social. O simplemente, el hecho de que el personal sea más productivo cuando está en las mejores circunstancias de vida familiar, personal, descanso y salud.

Pero, ¿cómo puedes saber si las medidas de balance trabajo-familia implementadas en tu centro de trabajo están funcionando? Aquí te presentamos algunas preguntas que es conveniente hacernos para saberlo:

  • ¿Se hizo una detección de necesidades específicas del personal
    Estos insumos serían el punto de partida para tu programa o medidas a promover. Si ya hiciste el diagnóstico, ¿se está dando seguimiento al mismo? ¿Se actualiza periódicamente? Así podremos saber si las medidas realmente están atendiendo las necesidades del personal, y si estas necesidades han cambiado, lo cual naturalmente sucede con el tiempo.
  • ¿Las medidas de balance trabajo-familia son flexibles?
    Sabemos que ninguna persona es igual a otra, por lo cual la misma medida de conciliación puede que no resulte conveniente para todos/as, y en el peor de los casos hasta sea perjudicial para algunos/as. El reto es mantener criterios formales y transparentes, que a la vez sean flexibles y permitan hacer excepciones cuando sea requerido.
  • ¿En qué pensamos cuando pensamos en “vida familiar”? ¿Incorporamos la perspectiva de género y enfoque de diversidad en nuestras medidas de balance de vida laboral-familiar?
    Esto significa, por ejemplo, que no obviaremos el hecho de que las mujeres tienen asignado socialmente el rol de cuidados y trabajo doméstico, y por ello buscaremos promover la participación activa y corresponsable de nuestros trabajadores hombres en las tareas del hogar y cuidado de los hijos e hijas. También significa que pensaremos en “vida familiar” desde un enfoque más amplio e incluyente de la población LGBTQ+, reconociendo que las personas con parejas de su mismo sexo pueden quedar fuera de ciertos beneficios que ofrezca nuestra empresa, a menos de que deliberadamente nos aseguremos de que sean incluidas. 

Te recomendamos reflexionar estas preguntas con tu equipo de trabajo y aprovechar las ideas e inquietudes que surjan para crear o mejorar medidas de balance trabajo-familia que sean del mayor beneficio posible para su personal. Y recuerda, ¡no puede haber conciliación, sin corresponsabilidad!

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